Síndrome de Brugada. Afecta a 50 de cada 100. Es un mal hereditario caracterizado por una anormalidad electrocardiográfica (ECG) y un aumento del riesgo de muerte súbita cardíaca. 2. Porfiria eritropoyética Afecta a 50 de cada 100. Se trata de una forma de porfiria (sensibilidad extrema a la luz solar), que varía en gravedad y puede ser muy doloroso. Surge de una deficiencia en una enzima. 3. Guillián-Barré. El síndrome de Guillain-Barré, que lo sufren 47, 5 de cada 100. 000 personas, es un trastorno neurológico autoinmune en el que el sistema inmunitario del cuerpo ataca a una parte del sistema nervioso periférico, la mielina, que es la capa aislante que recubre los nervios. Cuando esto sucede, los nervios no pueden enviar las señales de forma eficaz; los músculos pierden su capacidad de responder. Ahora se la vincula también al virus del Zika. 4. Melanoma familiar. El melanoma maligno familiar afecta a 46, 8 de cada 100. 000 personas y es un término que se refiere a las familias en las que dos o más familiares de primer grado, como un padre, hermano, y / o un niño, tienen un tipo de cáncer de piel llamado melanoma.
Con respecto a los elementos que aporta, aunque bien conocidos y obvios, el doctor Rodríguez Lapuente, los define así: La Rosa de los Vientos significa que la Universidad debe estar abierta a todas las corrientes ideológicas, a todas las aportaciones del pensamiento; y en cuanto al Mapa de Latinoamérica, dice que lo incluyó porque todas las instituciones educativas nuestras se inscriben dentro de un contexto histórico concreto que es América Latina. Por su parte, el maestro Epardo Ibarra afirma que además de haber contribuido con El Jugador de Pelota, diseñó el contorno del escudo. "Mi escudo original era solamente el jugador de pelota al centro del actual contorno conteniendo el nombre de la Universidad Autónoma de Querétaro y el lema de Vasconcelos", señala el conocido maestro de pintura de la actual escuela de Bellas Artes. Rafael Jaramillo Villalobos, en su momento expresó: "Una vez que se observaron y analizaron todos los dibujos, el jurado llegó a la conclusión de que, en realidad, el escudo se lograría conjuntando las ideas de Rodríguez Lapuente y Epardo Ibarra, con los elementos ya conocidos.
El escudo contiene en su contorno el lema vasconceliano y es coronado, en la parte superior, por el nombre de nuestra Institución. Sobre quien dio el toque final a la distribución del escudo, Jaramillo Villalobos manifiesta: "Bueno a mi me encargaron hacer que los elementos aportados se distribuyeran; entonces la disposición final fue idea mía y así fue como se la pasé al maestro Reséndiz, que en aquella época se dedicaba a hacer dibujos muy especializados y él fue el dibujante que ejecutó esta obra". Decimos, por eso, que el escudo es ecléctico, puesto que además de los autores premiados, dos personas más aportaron su talento e imaginación para darle la forma final. El lema En 1952 el Dr. Vasconcelos acuñó la frase " Educo en la Verdad y en el honor " que desde entonces es el lema y el símbolo de la Universidad Autónoma de Querétaro. En ese mismo año se crearon las escuelas de Química y Enfermería. En 1953 se fundó el Instituto de Bellas Artes y en 1954 la Escuela de Comercio, posteriormente Escuela de Contabilidad.
Durante el rectorado del controvertido abogado Hugo Gutiérrez Vega, se convocó al concurso para que la Universidad Autónoma de Querétaro tuviera un escudo propio de ella. El periódico "Diario de Querétaro", en su edición del 6 de enero de 1967 publicó la nota correspondiente, aunque no figura desplegado alguno con las respectivas bases. Más aún, el 14 de febrero, el mismo diario dio a conocer que la UAQ ya tenía escudo, pero sólo lo describe. Tampoco revela el nombre del ganador, en virtud de que al parecer ninguno de los trabajos entregados reunió los requisitos y, por consiguiente, puede estimarse que el certamen resultó prácticamente desierto o al menos sin ganador único. Investigaciones posteriores nos llevan a la conclusión de que el estudio tiene el carácter de ecléctico, pues los elementos que lo conforman son aportados por el doctor Manuel Rodríguez Lapuente y el maestro Eduardo Epardo Ibarra.
Haciendo malabares entre la maternidad y el trabajo, Elizabeth Jordan trabaja como agente de bienes raíces y desea que su marido ayude más en la casa. Pero la creciente carrera de Tony como vendedor farmacéutico exige cada vez más de su tiempo. Al parecer lo tienen todo, una casa bonita en los suburbios, una hija preciosa; sin embargo, parece que no pueden pasar tiempo juntos sin dejar de pelear. Deseando obtener un nuevo listado, Elizabeth visita la casa de Clara Williams, una anciana viuda que empieza a formular preguntas divertidas y a la vez molestas acerca del matrimonio y de la fe. Sin embargo es el cuarto de oración de Clara, con sus paredes llenas de peticiones y respuestas, que tiene a Elizabeth intrigada; aunque no está lista para aceptar la recomendación de Clara de crear su propio cuarto de oración. A medida que las tensiones aumentan en el hogar, Elizabeth comienza a darse cuenta de que vale la pena luchar por su familia y que esta es una batalla que ella no puede ganar sola.